Hoy quiero compartir con vosotros un cuento sobre la importancia de no posponer nuestra felicidad. Muchas veces encuentro personas que me dicen “Seré feliz cuando…” y aquà podéis añadir lo que queráis “me jubile”, “termine la carrera”, “encuentre pareja”, “supere este problema”, etc.
Sin embargo, la vida no espera y no sabemos que va a ocurrir mañana, ni de cuanto tiempo disponemos. Lo mejor que podemos hacer es aprovechar el ahora y ser lo más felices que podamos en este momento porque es el único que existe.
Dijo una vez John Lenon que la vida es aquello que nos sucede mientras nosotros hacemos otros planes.
La princesa y el ovillo de lana
HabÃa una vez una joven princesa que estaba cansada de ser pequeña. Ella querÃa crecer, empezar el instituto y quedarse hasta tarde viendo la tele. Estaba segura de que, una vez creciera, su vida serÃa más fácil y más divertida. Tan desconsolada estaba que su hada madrina decidió hacerle un regalo. El dÃa de su cumpleaños le regaló a nuestra princesa un ovillo de lana. Pero no era un ovillo de lana cualquiera, era un ovillo mágico.
– Todos nacemos con un ovillo – le explicó a la princesa – Cada vez que te sientas triste y quieras que el tiempo pase más deprisa, tira un poquito de esta hebra de lana, pero ¡cuidado! – advirtió – Porque cada vez que tiras del ovillo el tiempo pasa. Nuestro tiempo es valioso y nuestro ovillo finito.
La princesa estaba encantada con su regalo y decidió probarlo enseguida. Con cuidado tiró suavemente de la hebra de lana y en un abrir y cerrar de ojos era la hora de cenar. Entusiasmada tiró un poco más y terminó el colegio. Ya podÃa acostarse tarde y aquella misma noche vio varias pelÃculas pero el instituto era difÃcil y decidió acabar sus estudios cuanto antes. Asà que volvió a tirar de su ovillo.
Después pensó que querÃa convertirse en reina cuanto antes para poder cambiar las cosas que no la gustaban y hacer de su reino un lugar mejor. Y tiró del ovillo. Tiró de nuevo cuando quiso conocer a su prÃncipe azul y cuando quiso tener hijos. Tiró cuando se encontraba aburrida y cuando sus hijos le daban disgustos. Tiró tantas veces de su ovillo que cuando quiso darse cuenta era una reina vieja y arrugada y su vida habÃa pasado sin que apenas tuviera tiempo de disfrutarla.