FALSOS MITOS SOBRE EL TABACO

Alrededor del consumo de tabaco existen una serie de falsos mitos y excusas que pueden complicar cualquier intento de dejar de fumar. Los hechos, no los mitos, deberían guiarnos a la hora de tomar la decisión.

 

 Me gusta fumar

En realidad, el disfrute no tiene nada que ver en esto. A mi, personalmente me gusta comer langosta pero nunca llegaré al extremo de bajar corriendo al bar de abajo a las 12 de la noche porque no puedo estar ni un  minuto más sin comerla. La verdad es que a nadie le gusta fumar. Si un fumador no encuentra su marca habitual fumará probablemente cualquier cosa antes que prescindir de ello. El tabaco es una droga y estamos enganchados.

Puedo dejarlo cuando quiera…

¿Y a qué demonios estás esperando? La nicotina es una droga y, por tanto, adictiva. Cuanto más tiempo se fuma, más fuerte es la adicción y más difícil será dejarlo después.

Dejar de fumar es demasiado difícil…

Nos vamos al extremo contrario. De acuerdo, dejar de fumar puede suponer un esfuerzo, pero los resultados merecen la pena. Además, puede que al final no resulte tan difícil como crees.

Ya lo he intentado otras veces pero no lo he conseguido

Dejar de fumar es un proceso, algunas personas lo consiguen a la primera, sin embargo, la mayoría precisa de varios intentos. Los niños deben caerse muchas veces antes de aprender a andar con seguridad.

Además, las recaídas no son un fracaso, sino algo normal en el proceso de dejar de fumar, cada vez que lo intentas aprendes nuevas estrategias que te ayudarán en el futuro.

Se pasa muy mal cuando lo dejas, es peor el remedio que la enfermedad

Muchos fumadores tienen miedo a sufrir los síntomas del síndrome de abstinencia. Aunque es verdad que esto va a suceder no tienen porque tener la intensidad que temes. Y si la tienen recuerda que son temporales y en gran medida controlables.

De algo hay que morir…

Efectivamente  y, sin embargo, no tomarías cicuta voluntariamente basándote en esa misma teoría, tampoco consumirías comida contaminada ni te arrojarías a las vías del tren. 

Hay pocas cosas tan gratificantes como el tabaco… Si lo dejo, disfrutaré menos de la vida

Para un fumador el tabaco es una fuente importante de gratificación y por ello, en los primeros momentos, es frecuente sentir que estamos renunciando a algo importante. Esto es una ilusión, es la forma de actuar de la droga, solo podemos sentirnos bien cuando está en nuestro organismo pero, en el momento que desaparece, comienza la incomodidad.

Espera a ver lo bien que se está sin fumar y el placer que conlleva sentirse libre de esa dependencia.

Necesito el tabaco para relajarme…

Tu cuerpo está acostumbrado a la nicotina y es natural que te sientas relajado cuando la ingieres y nervioso cuando careces de ella. Sin embargo, el tabaco es un estimulante, aumenta la frecuencia cardíaca y la adrenalina. Pasadas unas semanas sin fumar, muchos fumadores comprueban sorprendidos que están menos nerviosos y tienen mayor autocontrol.

Dejar de fumar engorda

Muchas personas ganan peso debido a la ansiedad, sin embargo, es posible dejar de fumar sin engordar, con cambios mínimos en la dieta y un adecuado manejo de la ansiedad. En cualquier caso, si ganamos unos kilos siempre podemos preocuparnos por eso después.

Necesito tener algo en las manos…

Entonces, ¿Para que encenderlo?

Es un mal momento

Es importante escoger un buen momento, pero también es fácil encontrar excusas para dejarlo, decídelo pronto.

Prefiero morir antes pero feliz

El tabaco es el responsable de diversas enfermedades que producen un importante deterioro de la calidad de vida durante años. Por tanto, merece la pena dejar de fumar, no sólo para vivir más años, sino para vivirlos mejor.