Aprender a soltar

“Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”

Cuento del viajero y la barca

 

Cuenta una historia oriental que un viajero recorría tierras salvajes e inhóspitas cuando se topó con un gran río. Inmediatamente se dio cuenta de que tenía un problema porque las aguas eran profundas, frías y turbulentas; no era posible alcanzar la otra orilla nadando. Tampoco podía darse la vuelta y volver por dónde había venido. Así que buscó durante días un puente o un lugar dónde poder vadear la corriente sin éxito. No parecía existir alternativa.

Nuestro viajero estaba muy abatido, se le acababa la comida y no parecía encontrar solución a su problema. Entonces tuvo una gran idea; haría una balsa trenzando ramas y juncos y con ella cruzaría el río. Así lo hizo y, a pesar de la fuerte corriente, tras mucho remar, sufrir y rezar, consiguió llegar a salvo a la otra orilla.

Sintió una gran alegría al pisar de nuevo tierra firme. Gracias a la balsa había conseguido escapar de una situación terrible y se sentía muy agradecido. Tuvo entonces un pensamiento angustioso, habría más ríos en su viaje. Nuevas dificultades y retos que superar.

Con este pensamiento nuestro viajero decidió cargar la pesada balsa sobre su espalda y continuar el camino, llevándola siempre consigo, a través de llanuras, montañas y desiertos. Y por más cansado que estuviese, por más que le doliera la espalda, nunca jamás la soltó.

 

Aprender a soltar

 

Es muy probable que la decisión de nuestro viajero nos parezca insensata a primera vista, ¿qué sentido tiene arrastrar una balsa a través de un árido e interminable desierto? ¿No hubiese sido más inteligente cargar con reservas de agua? Y, sin embrago, ¿Cuántas balsas arrastramos nosotros?

 

aprende a soltar

 

Y, sin embargo, decisiones absurdas como la del viajero chino son más frecuentes en nuestra vida de lo que podríamos creer. Las personas nos enfrentamos diariamente a muchos problemas y sería imposible ofrecer soluciones nuevas a cada uno; así que, una vez que descubrimos un método para cruzar el río, tendemos a aplicarlo de manera repetitiva. Esto es muy útil porque nos ahorra energía y nos permite invertir nuestro tiempo en cosas más productivas.

Pero, ¿cuántas veces seguimos utilizando viejas soluciones para afrontar problemas nuevos? ¿Cuántas veces nos quejamos de que las cosas no cambian y sin embargo seguimos actuando igual?¿Cuantas veces me cuesta deshacerme del pasado, de lo malo y dejarlo marchar?

Lo que ayer fue útil hoy puede no serlo y los patrones repetitivos de soluciones importadas pueden conducirnos a un círculo vicioso sin final. Si algo no funciona, cambia, rompe, déjalo marchar.

Mi consejo es que dediques un momento a pensar que balsas arrastras a través del desierto, en esta vida hay que aprender a soltar para poder seguir avanzando.