EXPERIMENTO MINNESOTA, ¿QUÉ OCURRE CUANDO NOS PONEMOS A DIETA?

En 1950 se publicó la primera investigación sobre la inanición, “Biologyof Human Starvation”. En aquella época, Europa sufría las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial y estaba experimentando una gran escasez de alimentos. 

Ancel Keys, un médico estadounidense, se propuso realizar un ambicioso experimento que permitiese conocer los efectos de la inanición y las claves para la realimentación de los pacientes.

36 hombres jóvenes y sanos se sometieron voluntariamente a este estudio sobre los efectos del ayuno en el organismo. Durante 6 meses redujeron su ingesta a la mitad de lo habitual (una medida habitual en las dietas hipocalóricas). Sus resultados son claves para entender los trastornos de la alimentación (TCA) y desmontar algunos mitos sobre las dietas y la obesidad.

 

experimento minnesota

 

¿Que conclusiones se desprenden de este estudio?

Los efectos mas destacables en el organismo de la restricción calórica (1600 calorías) fueron:

Físicamente, los hombres se quejaban de hambre incesante, debilidad, agotamiento y una perdida significativa de fuerza en las primeras 12 semanas. Experimentaron mareos, pérdida de masa muscular, perdida de cabello y descordinación. También sufrieron hipotermia, hipersensibilidad al ruido y la luz, trastornos gastrointestinales,  disminución de la tasa cardiaca y trastornos del sueño.

Psicológicamente, se obsesionaron con la comida, recetas de cocina y cualquier cosa relacionada con la alimentación. Mostraban extraños rituales a la hora de alimentarse y atracones. Sufrieron depresión, irritabilidad, episodios “psicóticos”, retraimiento social, cambios en la personalidad y falta de interés sexual (en realidad perdieron el interés en cualquier cosa que no fuese la comida).

Además, el experimento dejó claro el cuerpo humano hará lo posible (y lo imposible) para revertir los efectos de la inanición. Cuando a los hombres se les permitió alimentarse con normalidad, comieron en exceso y sufrieron atracones como consecuencia de la necesidad del cuerpo de recuperarse del déficit. De esta manera, todos recuperaron su peso previo al experimento y aproximadamente un 10 % más adicional y al cabo de un año se estabilizaron en su peso original. La creencia tradicional de que la fuerza de voluntad puede modificar facilmente nuestro peso corporal no es cierta.

Las dietas hipocalóricas, por tanto, además de aumentar el riesgo de padecer un trastorno de la alimentación, pueden conducir paradójicamente a comer más, no siendo por tanto un medio eficaz para controlar el peso a largo plazo.