¿CÓMO SE DETECTAN LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA?

Detectarlos no siempre es fácil. Por desgracia, las personas que sufren un trastorno de la alimentación generalmente no tienen conciencia de enfermedad, por lo que puede resultar difícil que pidan ayuda. Esto conlleva que, en la mayoría de los casos estas enfermedades sean detectadas en primer lugar por el entorno cercano y sean los familiares los que solicitan la ayuda.

Por si fuera poco, en ocasiones, una persona puede sufrir un TCA sin que su familia y amigos detecten que existe un problema. Conscientes de que su conducta no es normal, las personas con un TCA suelen evitar el contacto social, ocultar su conducta, mentir y negar que sus patrones de alimentación son problemáticos.

Algunas conductas que pueden alertarnos sobre la posible presencia de un TCA son:

  • Aumento significativo de la preocupación por el peso y la imagen corporal.
  • Incremento significativo de la actividad física.
  • Evitación reiterada de las comidas (un día se encuentra enfermo, otro ha comido fuera, etc.)
  • Evitación de ciertos tipos de alimentos (bollería, pasta, carne, etc.)
  • Desaparición de comida en casa.
  • Problemas de sueño.
  • Evita las comidas sociales y aprovecha cualquier oportunidad para comer solo.
  • Mal humor o cambios bruscos de humor.
  • Aislamiento social y familiar.
  • Pérdida de peso significativa en un corto periodo de tiempo sin causa física.
  • Amenorrea, siempre y cuando no se deba a otra causa médica.
  • Uso excesivo de diuréticos y laxantes.
  • Visitas recurrentes al baño después de las comidas.

Estas conductas nos pueden dar pequeñas pistas pero, en cualquier caso, si tenemos la sospecha de que nosotros  mismos o alguien cercano a nosotros padece un Trastorno de la Conducta Alimentaria lo adecuado es acudir a un especialista que realice un adecuado diagnóstico.

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